"Uno debe querer a quien conduce. Por eso hay que incluir al que no protagoniza y entender que los rebeldes no nos desafían, sino que simplemente están informándonos. Lo que no podemos permitir es que los jugadores dejen de luchar. El desborde, el desorden, lo que pase está admitido. Los choques, los bailes, lo que no está permitido es que dejen de luchar", entiende este Bielsa para quien la relación éxito-fracaso ha sido fundamental en su vida. "Pero el éxito y la felicidad no funcionan como sinónimos. Soy un especialista en fracasos y sé perfectamente que las adhesiones se pierden cuando se acaba el éxito. Hay gente exitosa que no es feliz, y gente feliz que no necesita del éxito. El éxito es una excepción y no un continuo".
El éxito y el liderazgo, tan asociados entre nosotros por Pep Guardiola y, ahora, por Mourinho. Bielsa lo ve así: "El liderazgo de verdad se ve en la derrota. El conductor solo es bueno si ha superado la adversidad. Las operaciones y los cambios se hacen en la victoria, no en la derrota. La adversidad es el momento de observación. El liderazgo está directamente relacionado con la derrota. Porque es ahí cuando se verifica la consistencia del conductor. Una de las claves que tiene que tener un líder, es que necesita ser querido para ganar, y no ganar para ser querido".
Dice: "Me doy cuenta de que no necesito saber tanto"; "los instintivos son tan efectivos como los perseverantes"; "no solo hay que hacer lo que conviene, sino también lo que da tranquilidad"; "lo más común es que suceda lo que nos merecemos"; "si no disfrutamos el recorrido, la llegada no produce placer"; "si no quisiera a mis jugadores, sería imposible ganar"; "siempre se debe saber qué es lo que no se sabe"; "el líder busca ser interpretado más que obedecido"; "el buen trabajo es lo que despierta la adhesión". Pero agrega luego, con una dosis de sano pragmatismo, que, por desgracia, "todo se acaba ante el fracaso".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario